Durante las jornadas formativas en las que se reúnen empleados de los distintos departamentos e incluso ciudades, siempre se da un parón que marcará el éxito o no del día: la comida. Se trata de un momento en el que los asistentes toman aire, cogen fuerza y pueden hacer networking con el resto de sus compañeros. Es clave hacer de este periodo, en el que antes o después hay que volver a la sala, unas horas agradables, de las que todos se lleven un buen recuerdo (pese a estar en la oficina).
Hace una semanas dimos junto con El Laurel un comida en una de las oficinas de nuestros clientes en Madrid. Una vez finalizado el evento y habiendo recibido un buen feedback por parte del cliente, hemos querido recopilar algunas de las claves que hicieron que el catering fuese uno de los temas comentados (¡para bien, claro!) al día siguiente:
Es conveniente hacer la comida en una sala contigua a la que tendrá lugar la formación. La idea es que no esté muy lejos para no perder tiempo en el desplazamiento pero tampoco muy cerca y que se oiga el montaje del catering. En este caso, la sala era perfecta, además de estar equipada con dos offices que facilitaron la preparación, contaba con luz natural. Recomendamos realizar una visita previa siempre al espacio ya que, en nuestro caso, pudimos comprobar la altura del garaje (para llevar unas furgonetas u otras) y además nos dimos cuenta que no había salida de humo por lo que quitamos las croquetas del menú.
Sugerimos optar por un formato cocktail para este tipo de comidas ya que los invitados llevan toda la mañana sentados y así estiran las piernas, pueden hablar con unos o con otros y, sobre todo, no se hace muy pesado y largo el almuerzo. Fue, sin duda, el formato adecuado ya que eran más de 100 personas y el sitting habría sido una locura.
Aun siendo un momento de desconexión, no hay que olvidar que se trata de una comida de trabajo. Aprovechamos los manteles para introducir el color corporativo: el gris. Fue una forma sutil de generar marca con los empleados. Además, colocamos flores y elementos decorativos en las mesas para hacerles sentir en un espacio cuidado y bonito.
Al salir de la formación, era evidente que todo el mundo se lanzaría a la barra para tomar algo. Para evitar aglomeraciones hicimos un primer pase de bebidas por la sala.
La diferencia se consigue con los pequeños detalles. Pregunta antes de la fecha si hay algún celiaco entre los asistentes. En nuestro caso, preparamos unas bandejas especiales y pensamos que fue un detalle que se agradeció.
Uno de los grandes miedos en este tipo de eventos es que los invitados se queden con hambre ya que en los formatos cocktails todo es pasado. Para evitar sustos, recomendamos incluir uno o dos platos contundentes de tenedor o cuchara: cazuelitas, risotto...
Por último y no menos importante, es indicarle al cliente quien es la cara visible del catering y su interlocutor para todo lo que necesite. Se sentirá atendido y sabrá que puede contar contigo antes, durante y después del evento.
Si sigues estos pasos y la repetición estará asegurada. :)