Este post va sobre los pedidos de última hora, o como se dice coloquialmente “los famosos marrones”, es un clásico habitual en el catering corporativo.
Nos avisaron con menos de un día para organizar un desayuno servido + cocktail para 30 personas. El evento consistía en una jornada de trabajo con una agenda milimétrica en la cuál había dos descansos para que los asistentes pudieran recargar pilas y desconectar para luego volver a la sesión con la mente despejada. Por eso pensamos en un catering a la altura de las expectativas: Inés & Co.
Es fundamental en estas ocasiones la puntualidad y que todo esté listo diez minutos antes de la hora marcada. Estas reuniones pueden verse alteradas y nuestro objetivo como catering es estar listo cuando el cliente lo necesita y no romperles el horario estipulado. Cuando todo se organiza deprisa y corriendo es vital que la hora de entrega se adelante por lo menos veinte minutos para evitar pasar malos ratos y llegar a tiempo. Siempre hay imprevistos o complicaciones en los accesos a los edificios. Muchas cosas que salen de nuestro control y que hay que tener previstas.
Respecto al menú, está comprobado que lo que nos gusta es lo tradicional y que cuánto menos se arriesgue en el desayuno mejor. Los bocatines de jamón ibérico y tortilla son unos clásicos. Y es curioso como la palabra clásico significa fiabilidad, es decir: haber conseguido demostrar a lo largo del tiempo que es bueno. Si se quiere poner bollería es fundamental que sea artesanal. Entre semana no solemos pecar pero si la bollería tiene un aspecto increíble es más fácil convencer a los que entre semana viven bajo el lema “me lo perdono”. Y por último y no menos importante, fruta. Y aquí tenemos la ventaja de la estacionalidad, producto de temporada consiguiendo que sea de cercanía.
Es fundamental que sea algo rápido, sencillo y equilibrado. La gente está trabajando y evita las comidas pesadas y difíciles de comer que puedan hacer que por un descuido la comida acabe en la camisa en lugar del estómago.
En épocas anteriores, la configuración de estos menús sería muy difícil de gestionar. Todo esto se hubiera gestionado por correo o teléfono siendo prácticamente imposible llegar a tiempo.
Gracias a nuestra propuesta de valor nos hemos tomado la libertad de coger un copy simpático que nos venían diciendo nuestros usuarios: “Ante cualquier marrón, Fudeat es tu solución.”